Tennessee lawmakers on Wednesday voted to advance a bill that would require public K-12 and charter schools to verify student immigration status and allow them to bar children who cannot prove they lawfully reside in the United States unless they pay tuition.
The 5-4 vote by the Senate Education Committee came despite the Legislature’s own fiscal analysis, which said the proposed legislation “may jeopardize federal funding to the state and to local governments” and violate the federal Civil Rights Act, which specifically prohibits discrimination based on national origin in programs receiving federal dollars. Three Republicans joined the committee’s sole Democrat in voting “no.”
Immediately after the vote was cast, shouts of “so shameful” and “that’s trash” erupted inside the hearing room. Others, including school-age children in attendance, streamed out of the room in tears.
The bill (HB793/SB836) by Sen. Bo Watson, a Hixson Republican, and House Majority Leader William Lamberth, a Portland Republican, says that local school districts and public charter schools “shall require” students to provide one of three forms of documentation: proof of U.S. citizenship, proof the student is in the process of obtaining citizenship or proof they have legal immigration status or a visa.
Students who lack one of the three forms of documentation could then be barred by their local school district from enrolling unless their parents paid tuition.
Watson, the bill’s sponsor, said he brought the measure in response to the increasing cost to the state of providing English-as-a-second-language instruction.
“Remember, we are not talking about people who are here lawfully,” Watson said. “What I’m trying to discuss here is the financial burden that exists with what appears to be an increasing number of people who are not lawfully here.”
In response to a question from Sen. Raumesh Akbari of Memphis, the sole Democrat on the panel, Watson said he had received no formal request from any school official to introduce the measure.
“In an official capacity, this is one of those issues people do not talk about,” Watson said. “This is a very difficult bill to present. It is very difficult to have all these eyes on you.”
“In an unofficial capacity at numerous events, have people mentioned this problem to me? Absolutely,” Watson said.
Akbari responded: “I’m from the largest school district in the state. I have not had those conversations.”
“I am offended by this legislation,” Akbari said. “I find that it is so antithetical to the very foundation of this country….This is saying that babies – you start school at five years old – that you do not deserve to be educated.”
The bill’s sponsors have acknowledged the measure is likely to face a legal challenge if enacted. The proposed legislation, they have said, is intended to serve as a vehicle to potentially overturn the Supreme Court’s Plyler v. Doe decision, which established a constitutional right to a public school education for all children. The 1982 decision was decided by a 5-4 vote, Watson noted.
“Many 5-4 decisions taken to the court today might have a different outcome,” Watson said.
The proposed legislation is part of an unprecedented slate of immigration-related bills introduced in the Tennessee legislature this year as Gov. Bill Lee and the General Assembly’s GOP supermajority seek to align with the Trump Administration’s immigration policies.
Lee last month signed into law legislation to create a state immigration enforcement office to liaise with the Trump administration, create distinct driver’s licenses for noncitizens and levy felony charges at local elected officials who vote in favor of sanctuary policies.
Among nearly three dozen other immigration-related bills still being considered is one to require hospitals that accept Medicaid payments to report on the immigration status of their patients. Another bill would open up charitable organizations, including churches, to lawsuits if they have provided housing services to an individual without permanent legal immigration status and that individual goes on to commit a crime.
Following Wednesday’s hearing in the Senate Education Committee, hundreds congregated in a hallway of the Legislature, chanting “education for all” and pledged to return as the bill winds through the committee process.
The bill “instills fear and hopelessness in these students,” said Ruby Aguilar, a Nashville teacher who testified against the bill during the hearing. “Education is not merely a privilege, it is a shared human right every child should have access to.”
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Nueve días después de que el presidente Donald Trump firmara órdenes ejecutivas con medidas enérgicas contra la inmigración ilegal, Damaris Alvarado-Rodríguez decidió cerrar un aula en una de sus guarderías en Filadelfia.
A pesar de tener tarjetas de residencia, las maestras de ese salón de clases, en donde atienden a niños y niñas que tienen un año de edad, estaban demasiado nerviosas para ir a trabajar. Desde que Trump tomó posesión, sus funcionarios se han enfocado en Filadelfia y otras denominadas ciudades santuario donde se limita la cooperación en la aplicación de las leyes de inmigración. Los agentes de inmigración han estado presentes constantemente en los vecindarios donde están situados los tres centros de Alvarado-Rodríguez.
“Tengo mucho miedo de cómo esto va a afectar a nuestros niños, familias y personal”, dijo.
En un programa de cuidado infantil familiar en Albuquerque, Nuevo México, Maggie, de 47 años, quien fue abogada antes de emigrar desde México hace 10 años, también ha visto los rápidos efectos de las órdenes ejecutivas. Cinco de los 12 niños a su cuidado dejaron de presentarse. Maggie dijo a través de un intérprete que los padres deciden dejar a sus hijos pequeños con hermanos mayores o abuelos en lugar de con ella, es decir, que salen de casa solo para trabajar y así estar fuera del alcance de las autoridades lo más posible. (The Hechinger Report no utiliza los nombres completos de algunos de los entrevistados porque temen por su seguridad).
“Los padres dijeron: ‘Vamos a esperar a que las cosas se calmen’”, dijo Maggie.
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En Estados Unidos, 1 de cada 5 trabajadores de cuidado infantil es inmigrante. En ciudades grandes como Nueva York, los inmigrantes constituyen más del 40 % de la fuerza laboral de cuidado infantil. En Los Ángeles, es de casi el 50 %.
“En la economía del cuidado infantil, los inmigrantes son la columna vertebral de este trabajo”, afirma Erica Phillips, directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Cuidado Infantil Familiar. Estos educadores de la primera infancia se “dedican a prestar uno de los servicios más esenciales y con mayor impacto para los niños pequeños de todo el país”.
Los expertos opinan que las órdenes ejecutivas de Trump amenazan dicha columna vertebral. Entre otros cambios, las órdenes amplían las normas sobre qué inmigrantes pueden ser deportados rápidamente, sin tener una audiencia; exigen que algunos no ciudadanos se registren y presenten huellas dactilares; y limitan los permisos de trabajo.
Un patio de recreo en uno de los centros de cuidado infantil que Damaris Alvarado-Rodríguez dirige en Filadelfia. Alvarado-Rodríguez recientemente cerró una de las aulas porque varios maestros tenían miedo de ir a trabajar debido a posibles redadas de ICE. Credit: Image provided by Damaris Alvarado-Rodriguez
Varios proveedores de cuidado infantil dijeron que la situación parece más grave que en años anteriores. La actual administración ha establecido cuotas diarias de aprehensiones de inmigrantes, lo que ha producido arrestos de más inmigrantes por día que el promedio bajo la administración anterior. Esto incluyea muchos sin antecedentes penales, que no eran el blanco de la ejecución de la ley bajo el expresidente Joe Biden. Asimismo, Trump ha impulsado medidas para terminar con el estatus legal de millones de personas pues propuso eliminar la ciudadanía por nacimiento.
Estados Unidos no puede permitirse perder personal de cuidado infantil. Hay ya muchos programas que tienen problemas crónicos de rotación de trabajadores, lo que puede crear inestabilidad en las vidas de los niños y niñas a su cuidado. Las tasas de rotación en el sector de cuidado infantil son 65 % más altas que el promedio en otros sectores. Los salarios bajos (una trabajadora promedio de cuidado infantil gana 13,07 dólares la hora) dificultan la contratación de personal. A menudo, los cuidadores carecen de prestaciones y pueden ganar más al trabajar en restaurantes de comida rápida o en venta minorista. La pandemia debilitó la fuerza laboral, algo que se ha tardado en reponer. Para lidiar con la escasez de cuidadores infantiles, varios estados han intentado aprobar leyes que permitan a los adolescentes trabajar en dichas aulas.
“Ya estamos empezando desde un punto en el que no hay suficiente cuidado infantil, los programas están en apuros y la fuerza laboral ya está viviendo un estrés increíble”, dijo Lea Austin, directora ejecutiva del Centro para el Estudio del Empleo en el Cuidado Infantil de la Universidad de California en Berkeley. “Solo podemos esperar que esto vaya a devastar aún más todo el ecosistema de cuidado y educación temprana”.
El país lleva mucho tiempo recurriendo a los inmigrantes para los trabajos de cuidado, incluido el cuidado infantil y otras labores como el cuidado de personas mayores. Los inmigrantes tienen mayor probabilidad de servir como cuidadores de “amistades, familiares y vecinos” al asumir acuerdos informales de atención donde hay flexibilidad y que son más populares entre padres de familia.
Al desempeñar estas funciones de cuidado, los inmigrantes permiten que otros padres puedan trabajar. Se calcula que hay 142.000 inmigrantes indocumentados que trabajan como niñeras y asistentes de atención personal o de salud en el hogar en todo el país, lo que crea “un efecto multiplicador de productividad en toda la economía”, según una investigación del Center for American Progress. En la ciudad de Nueva York, la mayoría de las 14.000 niñeras de la ciudad son inmigrantes.
En el norte de California, Adriana, una joven de 27 años que emigró de México hace dos años, dijo que quiere empezar a trabajar y que recientemente le ofrecieron un empleo en una compañía grande. No obstante, primero necesita encontrar una guardería para su bebé de 3 meses, y le preocupa que los funcionarios de inmigración la separen de su bebé. “Tengo miedo, sobre todo porque parece que podrán entrar en mi lugar de trabajo”, dijo a través de un intérprete. “Me preocupa dejar a mi bebé solo”.
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE, por sus siglas en inglés) no respondió a las múltiples solicitudes de comentarios. Una de las órdenes ejecutivas de Trump, firmada poco después de haber asumido el cargo, anuló las restricciones que impedían que ICE realice redadas en escuelas y programas de cuidado infantil.
Las tarjetas rojas que ofrecen algunos programas de cuidado infantil y escuelas, como estas en un centro en Texas, tienen como objetivo ayudar a las familias a comprender sus derechos en caso de ser detenidas por agentes de inmigración. Credit: Jackie Mader/The Hechinger Report
La política de inmigración puede tener un efecto paralizador en las comunidades, lo que hace que los inmigrantes eviten trabajos que podrían aumentar su visibilidad ante las autoridades, dijo Chris Herbst, profesor asociado de la Universidad Estatal de Arizona, que estudió el impacto de la política en el cuidado infantil entre 2008 y 2014. Debido a que el sistema de cuidado infantil de Estados Unidos depende tanto del trabajo de los inmigrantes, “los impactos son instantáneos”, añadió.
En Albuquerque, Ana dirige un programa de cuidado infantil que atiende a 50 familias del área, la mayoría de las cuales son ciudadanas estadounidenses. Ana se fue de México en 2020 con su esposo y su hijo pequeño cuando la violencia aumentó en su estado natal de Sinaloa, y ahora le preocupa que la puedan deportar. Ese tipo de preocupación la comparte su personal: tres de sus 14 empleados han dejado de ir a trabajar por miedo a las redadas de inmigración.
Recientemente, Ana y su esposo reunieron algunas pertenencias en caso de ser detenidos. Para prepararse, también han considerado certificar un documento de tutela encargando a su hijo de 3 años, que es ciudadano estadounidense, así como de su hijo de 8 años, que no es ciudadano, a un familiar. “Lo que nos motiva es mejorar la situación de nuestras familias, vivir en mejores lugares y aumentar las oportunidades para nuestros hijos”, dijo. “Esperamos que [los funcionarios de inmigración] persigan a los delincuentes y no intenten seguir o perseguir a personas que son buenas y trabajadoras”.
Elida Cruz dirige un programa de cuidado infantil en el centro de California donde atiende a los hijos de trabajadores migrantes. Cruz opina que el miedo es palpable en algunos de los padres de familia; tanto ella como su esposo reparten víveres y transportan a los pequeños hacia y desde su programa de cuidado infantil para que los padres puedan limitar su tiempo fuera de casa. Su esposo escogió una palabra clave con una familia, la cual pronuncia tres veces para que los padres sepan que es seguro abrir la puerta.
Cruz, como muchas otras proveedoras de cuidado infantil, ha intentado educar a las familias inmigrantes sobre sus derechos al compartir con ellas recursos disponibles y entregarles “tarjetas rojas” que aconsejan a las personas sobre qué hacer si se les acercan agentes de inmigración. Además de preocuparse por los efectos en las familias y los niños, le preocupa qué sucederá si dichas familias se van. “Financieramente, sería la devastación de mi negocio”, dijo. “Tendría que cerrar. Me quedaría sin clientes, sin niños”, añadió. “Nuestros negocios se van a hundir porque todos dependemos de los trabajadores del campo”.
Puede que solo sea cuestión de tiempo: incluso los niños pequeños a su cargo parecen estar conscientes de que las cosas podrían cambiar en cualquier momento. “Es desgarrador ver las caritas de los niños, llenas de miedo”, dijo. Un niño preguntó si los agentes de inmigración vendrían a su centro.
Cruz le dijo lo único que se le ocurrió, aunque sabía que era una mentira piadosa.
“Le dije: ‘¿Sabes por qué no van a venir aquí? … Porque ni siquiera tienen nuestra dirección, así que no saben que estamos aquí, mijo’”.
Este artículo sobre el cuidado infantil fue producido por The Hechinger Report, una organización de noticias independiente sin fines de lucro centrada en la desigualdad y la innovación en la educación. Suscríbete a nuestro boletín de noticias.
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The Trump administration has cleared the way for immigration arrests at or near schools, ending a decades-old approach.
Republican and Democratic administrations alike have treated schools and child care centers, along with churches and hospitals, as “sensitive” or “protected” locations where immigration enforcement should only take place when there is an immediate danger to the public.
A copy of the Homeland Security memo was not immediately available for review.
But in a statement, a Homeland Security spokesperson said that Acting Secretary Benjamine Huffman issued a directive on Monday that rescinded the sensitive locations policy. The spokesperson said the action would help federal authorities enforce immigration law and catch criminals who entered the country illegally. Immigration agents will be asked to use “common sense” in enforcing the law.
“Criminals will no longer be able to hide in America’s schools and churches to avoid arrest,” the statement read.
Even before this policy existed, large-scale immigration raids weren’t conducted at schools. But Trump’s policy change paves the way for immigration agents to detain parents during dropoff or pickup, as has happened occasionally in the past.
Immigrant rights advocates worry that could lead to more absenteeism among children with immigrant parents, who may now fear being stopped by immigration agents while driving or walking their kids to school. That happened during the first Trump administration. Advocates also worry about the potential for routine interactions with school police to reveal a student or family’s immigration status, and lead to their deportation.
Some school districts have issued explicit instructions to educators and parents about how school staff should handle an immigration agent’s presence on campus. Some districts have also said they will not permit a federal agent on school premises without a judicial warrant, and that staff will be instructed to call the school system’s lawyer if these agents do show up.
Some of the nation’s largest districts, including Los Angeles and Chicago, have re-upped or expanded existing policies meant to protect immigrant students and families. New York City is scheduled to vote on a resolution this week that would reaffirm a policy preventing school safety agents from collaborating with federal immigration authorities in most cases.
Trump also signed an executive order that seeks to end the automatic right to citizenship for any child born in the U.S. On January 21, 18 states announced they were suing to block the policy change.
This story has been updated to include confirmation and comments from the Department of Homeland Security about the policy change.
Chalkbeat is a nonprofit news site covering educational change in public schools.
Along with several immigration-related executive orders and actions issued on Inauguration Day, President Trump signed an executive order titled “Protecting the American People Against Invasion.” The EO sets several directives for U.S. Immigration and Customs Enforcement (ICE) and U.S. Citizenship and Immigration Services (USCIS) to enforce immigration law against immigrants without permanent legal status in the U.S. and could implicate employers the government deems as “facilitating” the presence of such individuals.
Sections 4 and 5 of the EO establish civil and criminal enforcement priorities for relevant federal agencies. Specifically, the EO directs the secretary of Homeland Security to enable ICE and USCIS to set priorities for their agencies that would ensure successful enforcement of final orders of removal. Additionally, Section 8 of the EO directs increased enforcement action in the form of civil fines and penalties. The EO directs the secretary of Homeland Security to ensure assessment and collection of all fines and penalties from individuals unlawfully present in the U.S. and, notably, those who facilitate such individuals’ presence in the U.S.
Depending on how the agencies respond to this order, these three sections of the EO could lead to an uptick in worksite enforcement action. As a result of this EO, agencies could take increased enforcement action for employment-related immigration law, which could lead to agency actions such as Form I-9 audits and potential investigations and worksite visits related to immigration compliance. Employers who are not in compliance with federal immigration laws could be considered as entities that potentially “facilitate” the presence of immigrants without permanent legal status, which could lead to significant fines and other penalties for the employers.
Next Steps for HR Leaders
CUPA-HR has always worked to help you ensure that your institution’s Form I-9 processes are in compliance with federal requirements, and we’ve partnered with USCIS for many years to provide periodic guidance, support and resources. We also understand that it is sometimes a challenge to ensure total compliance for large, sprawling campuses and that some of you have employees at worksites across your state, the country and the globe. Through speeches and actions like this executive order, the Trump administration has made it clear that they intend to focus enforcement efforts on immigrants without permanent legal status and businesses employing them. As noted above, it is possible that there could be I-9 audits and site visits to ensure compliance. Penalties for noncompliance could include very large fines and loss of federal funding.
In light of this EO, it is vital for institutions to review their compliance with immigration laws regarding employment eligibility and work authorization. There are several questions HR leaders should ask themselves when reviewing compliance:
If you were notified tomorrow that your institution’s Form I-9 records were going to be audited in the coming weeks, where would your institution be most vulnerable?
What actions do you need to take today to address any potential vulnerabilities?
Do your presidents, provosts and other campus leaders understand and appreciate the magnitude of this potential challenge?
What changes do you need to make to your institution’s hiring and onboarding practices now to ensure compliance moving forward?
CUPA-HR will continue to monitor for any additional updates related to the Form I-9 and other hiring processes related to work authorization. If you need additional guidance or resources, please review the CUPA-HR I-9/E-Verify Toolkit.
The acting secretary of the Department of Homeland Security on Tuesday rescinded guidance that prevented immigration arrests at schools, churches and colleges.
Since 1993, federal policy has barred immigration enforcement actions near or at these so-called sensitive areas.The decision to end the policy comes as the Trump administration is moving to crack down on illegal immigration and stokingfears of mass deportations.
“This action empowers the brave men and women in [Customs and Border Protection] and [Immigration and Customs Enforcement] to enforce our immigration laws and catch criminal aliens—including murders and rapists—who have illegally come into our country,” acting DHS secretary Benjamine Huffman said in a statement. “Criminals will no longer be able to hide in America’s schools and churches to avoid arrest. The Trump administration will not tie the hands of our brave law enforcement, and instead trusts them to use common sense.”
Advocates for undocumented people have warned that such a policy change was possible, and some college leaders have said they won’t voluntarily assist in any effort to deport students or faculty solely because of their citizenship status, although they said they would comply with the law. On Wednesday, the Justice Department said it would investigate state and local officials who don’t enforce Trump’s immigration policies.
